Yo tengo una teoría de lo más inverosímil. Opino que los humanos cuando nacen tienen el depósito de la "razón" lleno, y es a medida que crecen y se relacionan con la sociedad que les rodea, cuando el depósito de la "razón" se va vaciando y llenando otro: el de la "sinrazón". Unos ejemplos:
Un bebé si llora es porque le pasa algo, está cargado de razón para hacerlo, no protesta porque sí. El hambre, por ejemplo, es una poderosa razón para ello.
Va creciendo, se relaciona con sus criadores y la minúscula minisociedad que le rodea y va cambiando de forma de ser. Te puede llorar porque le apetezca que estés a su lado, así de simple, ya empieza a tener un poquito lleno el depósito de la sinrazón. Aprenden rápido, con meses ya saben manipularte si es necesario.
Por si alguna o algún residente en España no se ha dado cuenta, tenemos un "boom" de nacimientos, no es coña. Desde los años tardíos de franquismo, no se ha dado en España un aumento tan espectacular en la natalidad. Los de ahora somos responsables de transmitir algunos valores que frenen el llenado del depósito de la "sinrazón" a los que ahora comienzan. Aunque visto lo visto, creo que la generación X (a la que pertenezco) y la posterior (no sé como llamarla) no lo estamos haciendo del todo bien. Yo veo dos ejemplos que me ponen los pelos de punta:
a) Si antes eran protectores con los hijos, ahora somos hiperprotectores para algunas cosas e hiperpasotas para otras y de ahí puede salir un petroleo cargado hasta los topes de sinrazón:
Si al hijo le estás dando casi todo lo que te pide, pero luego cuando te necesita no estás para él, ¿qué saldrá? niños egoistas, respondones, pasotas, y manipulables.
b) ¿Por qué nos empeñamos en tratarlos como niños cuando son adolescentes, y cuando son niños queremos que actúen como un adulto?
No se trata de hacer el niño perfecto, ni que él o ella sea lo que tú has querido ser, ni hacerte su "colega", eres su padre o madre. Así de simple.
Podíamos seguir, si alguno se anima que complemente en los comentarios.
Yo seré un padre como de los que me quejo, no soy una excepción, pero hay cosas que pueden conmigo como la siguiente conversación que escuché este verano esperando a comprar el pan:
Están dos mujeres de treitantos tirando a cuarenta, con sus gafas de sol apoyadas en la frente, con la piel más negra que los cojones de un grillo, hablando de sus niños en la cola:
- Madre1.- ¡Holaaaaa! ¿no he visto a Pepito en mucho tiempo? ¿le pasa algo?
- Madre2.- Nooo, está bien, le verás poco porque le han quedado unas cuantas y su padre y yo le obligamos a que estudie 3 horas diarias por la mañana. Por la tarde le dejamos que vaya a la piscina y se divierta, no todo va a ser estudiar.
- Madre1.- El mío, que es muy listo (habrá salido al padre, pensé yo), ha sacado sobresaliente en todo y como premio le hemos mandado a un campamento de un mes a Asturias, para que se desarrolle con otros niños. Dicen en la T.V. que es muy importante para su desarrollo, y ayudará a que de mayores sean más competitivos (¡toooma!).
La madre2 puso una cara de fastidio ante la otra, arriesgo de equivocarme, pero creo que puede ver en sus ojos que le daba envidia porque su hijo no había conseguido las "metas" del otro. Es probable que en su interior se desatara una tormenta de culpa porque su hijo no conseguía "progresar" adecuadamente para ser un miembro más de la futura sociedad "perfecta".
Luego siguieron hablando cosas insustanciales, pero una madre estaba hinchada como un macho avestruz en celo y la otra encogida como si hubiera hecho algo muy malo. Me apenó ver así a la Madre2. No opino que la Madre2 sea mejor madre que la otra, me fastidia la forma de ser y los "valores" que queremos inculcar, hemos pasado de ser personas temerosas de los "superiores" y de Dios, que eran mis padres, a ser personas que queremos que nuestros hijos sean "máquinas perfectas" en todo.
En fin, si no lo digo reviento (hoy me he levantado con el pié izquierdo).
AUTOR: ANA PEDRAZA
jueves, 10 de septiembre de 2009
ESOS PEQUEÑOS MONTRUITOS CARGADOS DE "RAZON"
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